El beso del espíritu
Acababa una tarde de otoño
de un vecino despedida de su entierro
y acabamos dándole la sepultura
en el viejo abandonado cementerio.
De repente sucedió algo extraño,
nadie mas se percató de ello,
a lo lejos había una muchacha
que lloraba triste y sin ningún consuelo
mientras que mecía su melena
arrastrándola casi siempre al ras del suelo
de una tumba blanquecina que allí había
olvidada por aquél pasar del tiempo.
Atraído porque aquella muchacha
sus ropajes no hechos para el crudo tiempo
me dispuse a echarle una mano
y así yo me retiré del resto.
Encaminé mis pasos hacia ella ,
que tampoco se encontraba ni tan lejos
cuando ella de un modo asustado
se levantó con ademán de irse corriendo.
Me fijé en la tumba , era de un hombre
de un chico enterrado hace tiempo ,
y deduje por una dedicatoria
cual tragedia sucedió en todo esto.
Llamé con voz tenue a la muchacha
que parecía esperarme a lo lejos.
Y cuando trataba de alcanzarla
por pasillos entre tumbas fue corriendo.
Yo andaba entre tumbas y hojarascas
de cipreses y de hojas que el viento
habían dejado abandonadas
tupiéndose un manto en el suelo.
Exhausto por la larga caminata ,
alejado al viejo cementerio
por fin la dama se paraba
y ante mi asombro que aún yo no acierto
de repente de todo se ocultaba ,
desconcertado sin duda en todo esto
mis ojos de pronto se fijaban
en un panteón ajado y viejo
donde una imagen conservada
hizo que se me helasen hasta los huesos.
De repente oí una voz que me llamaba ,
el corazón casi se sale del pecho
pues al girar la cabeza ante la llamada
era el cuidador del cementerio.
Decidí no decir ni una palabra
pero mi color bien hablaba de aquello
pues mi piel palideció de lo pasado
de aquella situación que era de nervios.
La curiosidad tomó uso de la palabra
y antes que pudiese hablar de ello
me dijo el cuidador de aquellas tumbas:
“-Ha visto al fantasma del cementerio.
Se llamaba Beatriz cuando vivía
y un día se equivocó por desconsuelo
pensando que otro hombre que se llamaba
como su novio , su chico, su romeo ,
se había matado en un accidente
cuando volvía de cazar cerca del pueblo.
Muy pocos pueden ver esa belleza
y siempre lo hace el mismo gesto.
Va a llorar a la tumba del que cree
que fue su eterno compañero
pero él se encuentra muy vivo
y su vida sin dudar la ha rehecho.”
Intrigado pregunté quien era él
pues creí deducir de todo esto
que si lográsemos que fuese una vez
a verla al viejo cementerio
lograríamos que aquella persona
alcanzase el gran descanso eterno.
El enterrador me habló que era su primo
que no se atrevía a ir a ello ,
que creía que eran historietas
que contaban para así meterle miedo.
Me despedí tras pedirle como hablar,
como tomar un café y como verlo
y me dijo de donde trabajaba
así que me fui a convencerlo.
No me creyó ni una sola mis palabras
me tomó por un loco sin complejos,
así que sin duda al día siguiente
me fui hacia el viejo cementerio
aunque tenía el corazón que se salía
los latidos resonaban en mi pecho
como un tambor para la guerra,
era solo la pasión , solo los nervios.
Hablé con aquél enterrador
para abrir el viejo cementerio
y decidí llevarme una cámara
para grabar lo que los dos estamos viendo
de nuevo la muchacha desolada
mecía en la tumba sus cabellos.
Cuál fue mi sorpresa al pasarla
la cinta reflejaba bien , perfecto
a aquél espíritu desconsolado
llorando en la tumba del cementerio.
Decidí regresar a ver al novio
que me recibió un tanto tenso,
no quería aceptar la mi palabra
así que le mostré lo que fui viendo.
La color en él se le mudaba
y tembló de pasión junto al miedo
y decidió que fuésemos de inmediato
hacia aquel viejo cementerio.
Cuando entró por la puerta él pudo verla
y de repente ella en amor y en deseo
dejó de llorar, secó su cara
se mostró mas bella sonriendo
y entonó de repente unas palabras:
“-Estás vivo amor mío, yo te quiero.
Pero yo , ya no puedo estar contigo ,
pertenezco al mundo de los muertos.
Pero sabiendo sin duda que estas vivo
puedo irme a mi descanso eterno ,
donde trataré de esperarte
la eternidad si hace falta, todo el tiempo”
Una luz blanquecina y cegadora
absorbió aquel cuerpo dulce y bello
pero antes de marcharse el fantasma
robó de aquellos labios un gran beso.